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  • 9 ene
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GastroTOUR 09/01/25



Después de las festividades navideñas y de Año Nuevo, Bolivia se prepara para una de sus celebraciones más emblemáticas y coloridas: las Alasitas. Esta tradición, que se remonta a la época prehispánica, se celebra el 24 de enero en la ciudad de La Paz y se extiende por todo el país.



Las Alasitas son una celebración gastronómica y cultural boliviana donde uno de los personajes principales es el Ekeko, el Dios de la abundancia.

Durante esta festividad, las calles se llenan de puestos de comida, artesanías y objetos de todo tipo.


La gastronomía juega un papel fundamental en esta celebración, y es aquí donde nos enfocaremos en este artículo.


La Gastronomía de las Alasitas


La comida de las Alasitas es una reflexión de la rica diversidad cultural y culinaria de Bolivia. En los puestos de comida, se pueden encontrar platos tradicionales como: plato paceño, los anticuchos, chorizos fritos servidos con pan, ensalada y ají, humintas a la olla, api con pasteles y muchas delicias más.




La Importancia de la Gastronomía en las Alasitas


La gastronomía juega un papel fundamental en las Alasitas, ya que es una forma de conectar con la cultura y la tradición boliviana. La comida es una forma de compartir y de celebrar, y en las Alasitas se puede encontrar una gran variedad de platos y bebidas que reflejan la rica diversidad cultural y culinaria de Bolivia.


En resumen, las Alasitas son una celebración única y colorida, llena de hermosas y pintorescas miniaturas que combinan la gastronomía y la artesanía. "Las Alasitas" también celebran y declaran la abundancia, la fe, la cultura y la tradición boliviana.


Si tienes la oportunidad de visitar Bolivia durante esta época, no te pierdas la oportunidad de probar la deliciosa comida y de experimentar la rica cultura boliviana.

GastroTOUR 23/12/24


Creo que este será el viaje de mi vida, desde todos los puntos de vista: de actualidad, histórico, multicultural, de aventura y, cómo no, gastronómico. SCZgm queremos celebrar las navidades con nuestros lectores desde Israel, una amalgama de civilizaciones y, en este momento tan singular, es el sitio ideal para pasar unas navidades en Belén y dentro de Belén: Jerusalén, el mar Muerto, Caná y beber el vino de las bodas, saber qué cenaron Jesús y sus apóstoles en la Última Cena, y cómo fue la comida de Navidad de los protagonistas que cambiaron el mundo: Jesús, María y José (algo único). Pues para una persona de fe, estar en Tierra Santa en estos momentos es estar en el momento indicado, “at the right time”.


No hay turismo, es todo más barato y, en estas fechas, por desgracia del conflicto bélico que comenzó el 7 de octubre de 2023 con la matanza en la frontera que separa Israel y Gaza; puedes andar con tranquilidad y con un poco de cuidado para que no te caiga un misil. Pero cuando pisas los santos lugares, ya sea en Jerusalén o en Belén, la sensación es indescriptible.



Por tanto, vamos a los sitios y no hay ni medio turista desubicado; el más ubicado parece que soy yo. Pues aquí lo de la guerra apenas se nota, si bien ayer sonaron las alarmas y, como estaba durmiendo, ni me enteré y no bajé al refugio.




Así que, entre col y col, lechuga. Mi objetivo de vida cumplido: estar en Belén de verdad —no el de montañas de corcho, musgo sintético y ríos de papel aluminio—, sino el real, en la tierra que pisó Jesús, su madre María y San José. Haciendo la crónica y crítica gastronómica de lo que ellos comían y de lo que en la actualidad se come, de sus costumbres gastronómicas, sus vinos y sus recetas. Espero que estas notas bitácora que anoto en mi “moleskine” les gusten y se animen cuanto antes a venirse a Tierra Santa. Un viaje imprescindible al menos una vez en la vida, ya sea usted judío, católico, copto, mameluco, árabe, musulmán o descendiente de la reina de Saba.


Como hay mucho que contar, comencemos gastronómicamente desde el principio, desde el desayuno. La primera comida del día fue árabe, un típico desayuno de la zona; es una mezcla de especias utilizadas en la cocina árabe del Oriente Próximo. Suele estar compuesto de hisopo, zumaque, semillas de sésamo tostadas o no tostadas y sal. También suele llevar hierbas aromáticas tales como ajedrea, mejorana, tomillo, comino o hinojo. Se acompaña con té o café y se come como sándwich.Contundente, sabroso, aromático y tan delicioso que, si no echas el freno, podés quedarte atascado. Con tal avituallamiento estás preparado para correr una etapa del Tour de Francia; en este caso, del Tour Santo, que comenzaremos en Ain Karem, en la casa de Zacarías, donde Santa Isabel recibió a la Virgen María mientras entonaba el Magnificat.


Al llegar a esta ciudad, que ya es casi un barrio más de Jerusalén, impresiona ver a tus pies las colinas de Judea, a donde llegó la Virgen para visitar a Isabel después de recorrer 150 km desde Nazaret. En Ain Karem, zona de manantiales y viñedos, allí recibí una espléndida explicación de Silvia, la guía judía que nos acompaña, con todos los detalles de este pasaje del Evangelio, donde todos procuramos “ser un personaje más”. La verdad es que se reza sin esfuerzo: cierras los ojos y ves los paisajes de la zona, rodeado de pinos, olivos y vides. Era allí donde vivían Zacarías e Isabel, quienes dieron a luz a San Juan. Rezar en Tierra Santa sale solo; el alma tira del cuerpo y la imaginación te pone —sin querer queriendo— “la película” de las escenas del Evangelio en la mente, como si fueras un director de una película de Óscar.


De regreso a donde estoy residiendo, el SAXUM CONFERENCE CENTER, junto al camino de Emaús, tuvimos un concierto de villancicos de la coral de los jóvenes franciscanos del Magnificat Institute Jerusalén: Yasmeen Choir, cello and vocal ensemble, formado por jóvenes de distintas etnias y religiones (judías, musulmanas y cristianas). Después del emotivo concierto, a cenar (que ya relataremos en una próxima nota) y a descansar, pues mañana visitamos Nazaret, para seguir viviendo emociones que a veces cuesta relatar. También relataremos los mercados, vinos, restaurantes y la cena de Navidad que tuvieron María, José y el niño en la cueva de Belén.


FUENTE: Desayuno en SAXUMhttps://www.saxum.org/es/


Ramón Freixa RFG / Enviado especial de SCZgm a Israel

GastroTOUR 24/12/24


El Muro Occidental, la Torre de David y el mercado de Machane Yehuda son algunos de los mercados íconos mundialmente famosos de Jerusalén.


El mercado de Machane Yehuda, que fue el primero que visitamos, es el mercado que representa el corazón de Jerusalén hoy y en el futuro previsible. De una manera única, Machane Yehuda integra lo antiguo y lo nuevo.



Un mercado bullicioso y un barrio, entrelaza comida, bebidas, compras, bares y restaurantes. A pesar de ser un destino turístico, el mercado ha mantenido su característica más importante: sigue siendo auténtico, como se puede sentir en todos los sabores y aromas, visto en su colorido y escuchado en la interacción de los comerciantes con las multitudes.


Estamos próximos a la fecha de la Fiesta Judía de las Luces, que depende de la luna. Siempre comienza el día 25 del mes de Kislev, el noveno mes del calendario judío, y este año coincide con el 25 de diciembre, que también es Navidad para los cristianos. Por tanto, el bullicio del mercado es notable, y todos se preparan para las fiestas de estas religiones monoteístas.


No es sin razón que el mercado de Machane Yehuda es ampliamente reconocido como un símbolo de Jerusalén, sobre todo en días señalados de fiesta, como la fiesta del encendido de este candelabro de nueve brazos, que este año va de la mano con la Navidad. Después de todo, los habitantes de Jerusalén lo ven como un lugar que representa y refleja su identidad única en el contexto social israelí más amplio.

El mercado recibe el sobrenombre de "MachneYuda", similar al nombre de uno de los mejores restaurantes israelíes que se encuentra en el mercado. Pero, como estaba lleno, nos fuimos a otro lugar más antiguo, que data de 1967, muy tradicional y de comida típica hebrea llamado Tziokiyahu Deli. Allí, su propietario David y el chef Eres nos atendieron de maravilla, y acompañado de un vinito le dimos a la “tum tum” lo que encontramos en la barra.



Pimentones embutidos, diríamos con vida interior, de arroz; brócoli rebozado; y una bola acroquetada de pescado y especias realmente sabrosa, aromática y con un toque de picante que era extraordinario. Estas albóndigas de pescado en salsa de tomate se suelen comer para Shabat. Es un maravilloso plato de cocina sefardí llamado “gefilte fish” o, en árabe, "la tarbiya" o "beidabi-le-moune".


Buscamos lo que normalmente no se encuentra en otros mercados, como las mantequillas de distintos sabores, y una gran cantidad de quesos y productos lácteos muy originales y genuinos.



La cocina israelí (en hebreo: המטבח הישראלי ha-mitbach ha-yisra'eli) se compone principalmente de platos traídos de la diáspora, y más recientemente se ha definido por el desarrollo de una notable cocina de fusión caracterizada por la mezcla de la cocina judía y la gastronomía árabe. También combina las tradiciones culinarias de los diversos grupos de la diáspora, a saber, las de los judíos mizrajíes o «judíos árabes» de Oriente Medio, los judíos sefardíes de la península ibérica y del Magreb, y los judíos asquenazíes de Europa Central y Oriental.



En el mercado de Machane Yehuda encuentras esto y mucho más. Pasear por sus pasillos simplemente nos permite ser quienes somos: amantes de la vida y de esta ciudad de Jerusalén que acabamos de descubrir.


Un lugar para rendir homenaje a los comerciantes, las personas que viven y trabajan las tierras y en el mercado, quienes han transformado Machane Yehuda en la marca que es. El mercado de Machane Yehuda es un símbolo de fusión del nuevo y el viejo Israel, honesto en sus productos y leal en su convivencia de mercaderes y visitantes.


FUENTE: RFG, enviado especial a Jerusalén.

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